La experiencia gastronómica de regresar a Hogwarts
‘Los Tres Calderos’ es un restaurante de Fuengirola que invita al comensal a sentirse parte de los principales escenarios de las películas de la saga de fantasía Harry Potter
En el buzón, un sobre de un tono beige desgastado. Sello de tinta roja. No hay duda, es el momento de regresar a Hogwarts. Para la desgracia de los fanáticos de la saga, es bastante probable que hoy no recibamos la ansiada carta que invita a estudiar en la mejor escuela de hechicería de la historia de la literatura. Sin embargo, existe la posibilidad de paliar, aunque sea un poquito, la pena de no poder jugar un partido de Quidditch o beber una cerveza de mantequilla en las Tres Escobas, la mítica taberna de Hogsmeade.
En Fuengirola existe un restaurante que parece sacado precisamente de esa aldea tan pintoresca del universo que creó JK Rowling. Se llama ‘Los Tres Calderos’ y se encuentra en la Calle Hernán Cortés. El establecimiento, que abrió sus puertas en enero, es toda una recreación de los escenarios en los que se ambienta la saga de Harry Potter.
Sus casi 100 metros cuadrados se dividen en cuatro salas, cada una en representación de las casas de Hogwarts. Toda la decoración está hecha a mano por el dueño del negocio, el cocinero malagueño Adam Sánchez y su grupo de amigos. «Hemos tirado mucho de Cudeca, de cosas de mercadillo (…). Estuvimos dos meses haciendo la decoración», narra Adam.
El chef ideó el proyecto hace seis años. Fue su trabajo final del grado superior de cocina que estudió en Madrid; ya entonces tenía claro el componente artesanal y ecologista que tendría. Así, asegura que «la piedra filosofal es un trozo de jabón pintado con esmalte de uñas» y que el sauce boxeador que se encuentra junto a la estatua de Dobby, el mítico elfo de la saga de JK Rowling, «está hecho de fregonas y plásticos”.
Cuando se aventuró a iniciar el negocio pensaban que iba a ser visitado solo por «cuatro frikis como ellos». A día de hoy es prácticamente imposible comer en el restaurante sin reserva. Y es que resulta ser toda una experiencia para adultos y jóvenes, a pesar de que su dueño asegura que «no son los estudios de Londres», una atracción que abre al público, en Reino Unido, la experiencia de ver los decorados en los que se grabaron las cintas. Este restaurante de Fuengirola permite sentarse junto a la chimenea de la sala común de Gryffindor, hogar de los protagonistas Harry, Ron y Hermione, a la vez que se hojea el menú que recrea la revista de pasatiempos que la curiosa Luna Lovegood (personaje ficticio encarnado por la actriz Evanna Lynch) popularizó: El Quibbler.
Un menú variopinto
Sobre la carta, Adam Sánchez tenía claro que «quería montar un restaurante donde pudiera hacer lo que quisiera», pues combina gastronomía típica de muchas culturas. Él mismo lo define como «todas las ramas de la comida callejera pero mezclado».
Así y a modo de entrante, se pueden degustar unas gyozas de hipogrifo (que Hagrid, el guardabosques de la escuela de hechicería, no se atreviera a probar por respeto a Buckbeak, uno de los seres fantásticos más tiernos de la saga), una ensaladilla de huevos de dragón o unas raíces fritas, que es en definitiva un salteado de verduras y especias.
Como platos principales, hay carnes, hamburguesas e incluso noddles. Los más atrevidos podrán animarse a probar el filete de Nagini (sin que el malvado por excelencia, el innombrable Voldemort les pille) o los noddles Lestrange, acompañados de berenjenas de queso y miel de caña.
El objetivo principal hacer una carta tan diversa es conseguir, según dice el dueño del restaurante, «coger ese público que no sabe qué comer en otros restaurantes». Con esta afirmación se refiere a los celiacos, vegetarianos o personas con algún tipo de intolerancia a algún producto o ingrediente.
La experiencia gastronómica se completa con la posibilidad de asistir a alguno de los espectáculos que vuelven a partir de este mes de septiembre. «Ahora tenemos uno de las chicas de Beauxbatons, hacen un baile y luego se hacen fotos con la gente (…). En un futuro queremos poner uno de los mortífagos», relata el cocinero de ‘Los Tres Calderos’. Además, cuentan con una vitrina donde los artesanos de la provincia pueden vender sus productos y sacarse un dinerillo: «Les damos visibilidad. Funkos, varitas y más artesanías», detalla Adam.
Para llegar a ‘Los Tres Calderos’ probablemente haga falta tomar el tren del andén nueve y tres cuartos o utilizar los polvos flu, aunque quizás sería mejor conformarse con una escoba voladora.