El Puerto Deportivo cambió la forma de ver y entender la ciudad que por primera vez se situó en el mapa de la Costa del Sol hasta convertirse hoy día en uno de los complejos portuarios y residenciales más sorprendentes del mundo – Ya se han cumplido 50 años de la concesión y del inicio de las obras y 40 años de su inauguración oficial
Ya han pasado 50 años desde que el 12 de noviembre de 1972 se otorgó la concesión administrativa que permitió el inicio de las obras de construcción del ahora conocido como Puerto Deportivo de Benalmádena. Un proyecto que supuso una transformación urbanística, económica y turística sin precedentes y que marcó un antes y un después en el municipio. «Cambió Benalmádena y la puso en los mapas de la Costa del Sol, donde antes no salía. Hasta entonces, era contemplada como una extensión de Torremolinos. Con la aparición del puerto, eso pasó a la historia. Ya no había que ir hasta Puerto Banús a buscar un puerto deportivo de primer orden», explica el periodista José Manuel Bielsa, autor del libro ‘El Proyecto que cambió Benalmádena’, una memoria gráfica editada recientemente con motivo del 50 aniversario.
El puerto se inauguró el 9 de octubre de 1982, diez años después del inicio de las obras, un periodo histórico marcado por la Transición Española, en el que España experimentó un profundo cambio a nivel político, económico y social. Falleció el dictador Francisco Franco, se produjo un cambio de régimen, se aprobó la Constitución Española, el socialista Felipe González llegó a La Moncloa y se perpetró un fallido intento de golpe de Estado.
Desde el punto de vista económico, el país dejó atrás la autarquía y empezó a preparar su candidatura para ingresar en el Mercado Común, mientras que a nivel turístico la costa empezó a mostrar signos de agotamiento tras dos décadas de éxito. Tocaba innovar, evolucionar y crear nuevos atractivos y el Puerto Deportivo de Benalmádena llegó justo en ese momento.
El camino no ha fue fácil para aquel grupo de soñadores encabezado por el entonces alcalde de Benalmádena, Enrique Bolín; el primer inversor del puerto, Max Toledano; el arquitecto Eduardo Oria y el ingeniero Jaime Dionis, entre otros, que promovieron este proyecto y tuvieron que superar un sinfín de impedimentos normativos, legales, políticos y financieros. «Cuando hablas con las personas que lo hicieron posible, algunas de las cuales ya no están, tienes la sensación de que lo del puerto fue una carrera de obstáculos a todos los niveles», explica Bielsa.
Esta fue la primera fase del proyecto, pues llevó más de 20 años para que todos los apartamentos y tiendas estuviesen terminados. A mediados de los 80 y principios de los 90, empezó a generarse verdadero movimiento en el puerto con el desarrollo de la marina seca y la actividad náutica, a raíz de la creación, principalmente, del Club Náutico.
Desde entonces y casi por inercia, el Puerto Deportivo se ha convertido en uno de los complejos portuarios y residenciales más importantes del sur de Europa, con unas instalaciones modélicas y una arquitectura única. De hecho, fue todo un éxito en términos de imagen. «La Costa del Sol, de los ochenta para acá, probablemente no ha conocido una campaña de marketing como la que se hizo con el puerto, que fue portada hasta de la edición parisina de la revista Vogue», destaca Bielsa. Por otro lado, el puerto ha sido galardonado en dos ocasiones como Mejor Marina del Mundo y ostenta desde 2015 la Bandera Azul europea por la calidad de sus servicios y sus aguas.
Si hay algo que lo caracteriza, aparte de la magnitud, la ambición y las aspiraciones con las que fue concebido, es el estilo de su arquitectura, su carácter abierto, su tono familiar y su gran oferta comercial y hostelera, además de su fuerte vocación residencial. También cuenta con uno de los calendarios de deportes náuticos más amplios y prestigiosos de toda la Costa del Sol. En este sentido, la Regata del Descubrimiento fue el primer gran hito de su actividad náutica y puso al puerto en la prensa internacional en 1984.
Historias y personalidades
A lo largo de toda su trayectoria, son muchas las historias que han surgido en torno al Puerto Deportivo, así como las distintas personalidades de renombre que han pasado por sus instalaciones. Empezó llamándose Puerto Príncipe, la madrina de las obras fue la artista Rocío Jurado; Gunilla von Bismarck tuvo el segundo chárter que hacía excursiones de Puerto Marina a Puerto Banús; y uno de sus iconos fue el Willow, un barco de la marina de EEUU que acabo fondeado en el puerto, donde se usó como discoteca y se hundió en 2019. En la actualidad, el Ayuntamiento está a la espera de que el propietario lo retire, una vez repartidas legalmente las responsabilidades. En sus instalaciones se restauró el primer yate de Franco, antes del Azor, y atracaron barcos como el buque oceanográfico del Príncipe Alberto de Mónaco y una réplica de la Nao Victoria con la que Elcano circunnavegó el globo en la mayor gesta marítima de la historia. Por el lado social, el puerto ha acogido concursos de belleza que han mantenido a Benalmádena en el centro de la crónica social.
Un testigo directo de la evolución del puerto ha sido Costa Sol Cruceros, una empresa de turismo náutico que lleva operando allí desde su inauguración, y se dedica a la navegación de pasajeros y la observación de cetáceos en el Mar de Alborán, cuyas embarcaciones cuentan con Bandera Azul. «Hemos vivido cómo la marina ha ido creciendo todos estos años en los que no solo han aumentado las embarcaciones privadas y comerciales, así como los puntos de atraque, sino también la oferta de ocio, gastronomía y comercio», declara su actual responsable, Verania Medina. Y es que aparte de ser invitados a trabajar allí por Enrique Bolín, esta familia fue atraída por la belleza de este proyecto. «En su momento fue muy llamativo gracias a esa arquitectura tan especial que no se puede ver en otros puertos, con ese estilo andaluz, árabe, indio, etc.», explica. Además, también tuvieron en cuenta la duración de la temporada alta.
El puerto ocupa 160.000 metros cuadrados y cuenta con unos 1.100 puntos de atraque. En la actualidad, está inmerso en la renovación de la concesión por otros 25 años. Para ello, ha elaborado un anteproyecto de modernización basado en unos 5 millones de euros, que incluyen la creación de nuevos pantalanes para ampliar su capacidad, el desarrollo definitivo del Club Náutico e intervenciones en el dique de protección del puerto. Fue una auténtica odisea llegar a lo que es hoy, el emblema que necesitaba Benalmádena y que cambió la forma de ver y entender la ciudad. «Hoy día no se concibe Benalmádena sin su Puerto Deportivo. Es un elemento más de la ciudad que forma parte de su skyline como Tívoli, la Estupa, el mariposario o el telecabina», destaca el alcalde, Víctor Navas.
El Consistorio quiere acercar el puerto a la población
En la última década, el Gobierno municipal ha intentado acercar el puerto a la ciudadanía de Benalmádena. Entre las distintas iniciativas desarrolladas destacan la creación de la Escuela Municipal de Vela o la ampliación de la oferta educativa, con la puesta en marcha de módulos formativos relacionados. «En principio, el Puerto Deportivo generaba mucha riqueza y atraía empresas, oportunidades e inversiones, pero no dejaba de ser en cierta manera un elemento elitista porque no todo el mundo podía permitirse un barco atracado en el puerto, practicar deportes náuticos o simplemente tener una vivienda en el entorno. No queremos que la actividad náutica viva de espaldas a Benalmádena», manifiesta el regidor. Por otro lado, el Consistorio ha convocado un concurso de ideas sobre cómo debería ser el Puerto Deportivo con el fin de salvaguardar su estilo tradicional, homogeneizar su imagen, estética y arquitectura que inevitablemente ha ido cambiando con cada Gobierno municipal. «La hoja de estilo del ganador va a reinar en el desarrollo del puerto durante los próximos años», explica el alcalde, Víctor Navas. «El Puerto Deportivo es un sitio idílico para pasar los días y espectacular para toda persona que le guste la náutica. Es un foco de negocio los 365 días del año. Genera más actividad en verano, pero funciona todos los días. De hecho, es en invierno cuando se sacan los barcos al varadero para su mantenimiento», explica.